martes

Etapa 1 Pieve Santo Stefano...Eremo Cerbaiolo



Abandonamos Pieve Santo Stefano por la carretera general, a estas horas no hay nadie por las calles, tan solo un par de coches…el camino sigue hasta la otra iglesia y de ahí seguir la carretera hasta el desvío.



Desde el pueblo se sale en cuesta arriba, para luego bajar hasta casi el río, y hay está el desvío, es mejor seguir la indicación del cartel, pues la Tau pintada en el mástil, está francamente borrosa y difuminada.


Entramos en la Vía Cerbaiolo…camino hacia las montañas en plenos Apeninos.



Esto que veis es lo que se ve de terreno llano…al fondo comienza el zigzagueo del camino.



La carreterilla se convierte en camino, este es ancho pero con mucha pendiente, y las miles de piedras frenan el avance, poco a poco ganamos altura mirando al fondo intuyendo el final…que ilusos faltaban horas de dura subida.



La experiencia que tenemos en caminos nos hizo coger las cosas con calma…las duras rampas unas empujando y otras montados fueron la tónica de este tramo.


Con el cielo amenazando lluvia y un calor extraño con rachas de frío fuimos ganando altura, pero al ser tan boscoso no sabemos nuestra posición y en que lugar estamos.



No podemos parar de pedalear pues la bici tira para abajo….me esta costando mas de lo que imaginaba…y me doy cuenta que llevamos la cena, la botella de dos litros de agua mineral mas las dos garrafas, ah y un melón que se me antojo en Pieve …se me podía haber antojado una bolsita de gusanitos. Como pesa el dichoso melón.



Después de las pertinentes paradas y las continuas e inacabables subidas llegamos a un punto donde la subida aflojo un poco y cuando mejor íbamos vimos el Ostello Franciscano…paramos pues sabíamos que aquí es donde dormiríamos.



En esta foto podéis ver al lado derecho la pequeña campana del Ostello Franciscano…el aspecto exterior es de abandono.



Antes de salir veo este cenador para el verano, me imagino a los peregrinos cenando a la luz de las estrellas y contando su camino, pero el polvo y la suciedad delatan la ausencia de peregrinos o personas ocupando estas sillas y mesa.



Dejamos atrás el Ostello franciscano y seguimos el camino, este se hace más pequeño pero más empinado.


Cuando creíamos que las montañas estaban vencidas, apareció ante nosotros una aun más alta, María sigue y sigue poniendo todo de su parte para seguir subiendo.



Otra parada para descansar y ver  el paisaje, al fondo el lago y las nubes descargando agua.



El camino se divide en dos y tenemos que coger el de la izquierda, aquí la cosa ya se pone cada vez más difícil, las rampas ya no dan tregua, pero el afán por ver el santuario de Cerbaiolo nos hace seguir. En el poste podéis ver las marcas difuminadas del camino y la cruz Tau.



Seguimos subiendo, ya llevamos mucho tiempo empujando, y le digo a María que ya no empujo mas, dejamos las bicis a un lado del camino y seguimos caminando…María con su bastón y yo con un palo, tras un buen rato subiendo cuestas por fin vemos el Eremo de Cerbaiolo.



Después de mucho rato caminando María, ya con su problema de rodilla, vio imposible seguir  pues aun quedaba mucha subida, por lo que seguí yo solo, necesitaba llegar y hacer fotos para que las viera María y todos vosotros.



Llegue a este poste con varios carteles, paré a coger aire y seguí subiendo.


El cartel indicador del Eremo y la cruz Tau en el árbol me dan una energía extra,…en mi mano llevo la cruz con el nombre de todos para que me la bendigan en tan oculto y lejano lugar.



Llegue a este punto donde el camino ya es duro de verdad, atrás y hace horas, quedó la bici en un lado del camino,….aquí sería imposible traerla y mucho menos bajar montado.



Al fondo veo como una caseta de madera, y como está como para llover, pienso en ese lugar para refugiarme.



La  caseta al lado izquierdo y una puerta de hierro oxidada me acercan aun más a mi destino.



Nada más pasar la puerta de hierro está el cartel del Eremo de Cerbaiolo.



Aquí las cuestas ya no existen, aquí tienes que ir con cuidado para no caerte, las botas de la bici parecen patines, esta sería una de las rampas del 32 %, pero a partir de aquí ya todo es igual.




El camino se bifurca y cojo el de la izquierda…me agarro con una mano a una pequeña barandilla y con la otra me sujeto con el palo…la subida no cesa.



Unos metros más arriba comienzan las escaleras, menos mal porque con las botas de la bici se sube muy mal.



Al dar la curva veo la larga y pendiente fila de escalones, y grandes piedras despeñadas de la montaña.



La escalera se termina, también el camino. Aquí el césped o hierba baja es el camino, estoy casi en la puerta del Cerbaiolo.



Al llegar arriba veo todo cerrado, de pronto miro a la derecha y veo a un señor cogiendo algo de entre la hierba, le pregunto si hay alguien que me pueda enseñar el Cerbaiolo, me contesta, pero no le entiendo, por fin saca una llave y me da una charla de la que solo cojo que me abre la puerta para que yo entre.



Pues bien amigos, lo que os voy a contar, es tal y como me sucedió, el buen hombre me abrió la puerta, entré y segundos después oí como se echaba el cerrojo, el hombre se quedo fuera y yo dentro encerrado, pensé que cuando viera todo daría una voz y él me abriría.
Por lo que seguí mi visita en el centro del Santuario, está este pozo donde el agua está a escasos 3 metros, creo que debajo hay un manantial…por lo limpia que está.



Fijaros en el cubo, creo que es de bronce.



Entré en la pequeña iglesia con mucho polvo por todos lados, es de suponer las escasas visitas de los peregrinos, algunos siguen desde Pieve hasta Sansepolcro sin pasar por Cerbaiolo.
El altar es muy sencillo y me llamó la atención la luz de detrás, pues parecía natural.



Y cuando pasé detrás del altar vi que un ventanal daba la luz natural justo detrás, haciendo así que pareciera luz artificial. Esto que veis es la sacristía, está justo detrás del altar y no tiene puertas.



El interior del patio está en todo su perímetro con soportales, dentro de ellos puedes ver distintas cosas.



Campana en los soportales,



Monumento de Cristo, recién bajado de la Cruz.



Mural en el interior de la sala de la entrada, desde este punto intente abrir la puerta y seguía cerrada, no me podía creer que estuviera encerrado en el Eremo de Cerbaiolo,…unas voces—oiga, ¿hay alguien?... ábrame...y nada.



Al lado derecho estaba el sello y distintos folletos, así como un libro de firmas, en la pared fotos del lugar y recortes de periódicos, de pronto suena la llave y el cerrojo se abre…entra el señor y me sella las credenciales, después me despedí y él me comento que bajaría a abrir el Ostello Franciscano.



Una vez fuera me subí a  una peña y saqué esta foto, en la que se puede ver el final de los escalones de los que os hable antes.



Desde aquí las vistas son impresionantes, aunque al fondo parece que viene lloviendo, estoy bastante abrigado y tengo un poco de frío, la subida me hizo sudar, de ahí el frío.



Comienzo el empinado descenso y lo hago por los escalones, con las rachas de aire caen algunas piedras de la montaña, me apresuro a bajar por si acaso.



Comencé a bajar y no tarde en ver a María, desde arriba le di una voz que no subiera, de pronto el señor del Cerbaiolo apareció por otro camino con un 4x4 y me abrió la puerta, me monté y poco después recogimos a Maria, al llegar a donde teníamos las bicis nos bajamos.



Cogimos las bicis y preparamos los chubasqueros, María me sacó esta foto, yo ya no puedo ni abrir el ojo, el dolor va en aumento, y me llora todo el rato.
Al fondo la tormenta de agua se acerca, por lo que salimos deprisa para el Ostello.


Intenté seguir el bulto de María pues la visión era cada vez menor, comienza a llover, y en mi cabeza ya ronda si tendré algo grave y por eso no veo.



Los kilómetros hasta el Ostello fueron un suplicio, yo lo veía todo oscuro y no me refiero al cielo, además en el ojo izquierdo comienzo con la infección habitual…por lo que he bajado a poco más de un 10% de visión, en una curva casi me salgo, y el aire no me deja ni abrir el ojo.



Al llegar al Ostello, que sorpresa. acababan de llegar Fulvia y Luca, ellos se fueron en el 4x4 a ver el Cerbaiolo, María y yo nos quedamos duchándonos, como anécdota os diré que me tire todo el rato recogiendo agua mientras María se duchaba, el desagüe no tragaba y yo con la fregona no daba abasto…el Ostello sufre un abandono total. Después llegaron nuestros amigos y se ducharon en otra ducha que tragaba un poco mejor….mas tarde bajamos a preparar la cena…y había una cacharrería que para que os voy a contar.


Fulvia y Luca fueron los encargados de hacer la cena.



Yo salí a la calle y justo enfrente había una higuera con higos muy gordos, lástima que estuvieran un poco faltos de agua interior, por lo que no sirvieron de nada.



Con un paquete de macarrones y un ajo más un trozo de queso que llevaba yo desde Madrid, se pusieron manos a la obra.



Aquí los podéis ver cocinando, también podéis ver la mesa preparada, aunque al final cenamos en las mesas largas pues en este lado al anochecer había poca luz.



Aquí estamos todos cenando el mejor plato de macarrones muy contentos de estar juntos, ajenos al dolor que tengo en el ojo, tampoco quise amargar la estupenda cena.
Después de los macarrones sacamos todo lo que llevábamos para compartirlo, saqué fuet y les encantó, no lo habían probado nunca, de postre saqué el melón y lo partí en rodajas iguales y lo repartí entre todos, mas tarde saque unas natillas y al ver a Luca que nunca la había probado, cogí una cucharada y le di las natillas…creo que no dejo ni rastro con la lengua por los rincones…fue un momento de risas y de pasarlo bien….aunque Luca me llamaba PAPA.


Después se empeñaron en fregar, aquí los tenéis manos a la obra.



Maria recogió la mesa y limpió todo tirando los desperdicios al cubo de basura. Yo me subí a echarme agua fría en el ojo…era como si tuviera fuego.



Después de echarme agua fría, salí a buscar leña pues hacia mucho frío dentro, cuando estaba cogiendo leña se me caían las velas de frío y estaba chispeando…después de encender la chimenea subieron todos y se pusieron muy contentos pues no sabían lo que estaba haciendo, Luca que desde que le conozco siempre tiene frío…me dio un fuerte abrazo y de nuevo salió de su boca,…eres el papa,…María y Fulvia se reían.



En poco más de media hora la habitación cambio de frío a calor, aunque parece que tenemos el frío en los huesos. Fulvia sacó las credenciales y escribió algunos apuntes.



Credencial de Fulvia, ellos salieron desde su casa en Génova.



Aquí podéis ver el tendedero que montamos con unas cuerdas que encontré y otra que llevaba Fulvia…parece un verdadero campamento,  con el calor de la chimenea la ropa se secaría sin problemas.



Aun así Luca se llevó la cama junto a la chimenea, esta tan delgado que no tiene ni pizca de grasa, de ahí que siempre tenga frío.



Esta sería la ultima foto del día  en el Ostello Franciscano de Cerbaiolo, con la chimenea encendida y con nuestros amigos..
Aquí acababa nuestra primera etapa en este camino.
Si te ha gustado y quieres ser parte de este blog dejanos tu comentario, sera un bonito recuerdo...gracias


2 comentarios:

  1. Estoy buscando un poema para expresar lo que siento, palabras para confortaros en momentos de duras cuestas por la vida... y solo puedo deciros "gracias"... por ser parte de la mia, por enseñarme esos rincones que tanto esfuerzo os han costado, por estar ahi y no perder el sentido de humor, que junto con el amor y cariño, hace que la vida sea más esperanzadora... la ultima foto, la de la chimenea encendida en la oscuridad, me ha impactado... me recuerda esa oscuridad que a veces nos encontramos en nuestro deambular por la vida, y aún así encontramos una pequeña lumbre encendida, que nunca debe apagarse, ya que hace que esa oscuridad se convierta en calidez... esa llama es la esperanza... jamás debemos perderla...

    Me ha encantado conocer a través de esas letras y fotos a Fulvia y Lucca, la simpatia de Lucca, el cariño que te demostraba... es porque son fieles reflejos de vosotros dos...

    BESOSSSSS!!!

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  2. ¡Que crónica más bonita!

    Menudo esfuerzo la subida a Cerbaiolo, no se os pone nada por delante.
    Mira que la ocurrencia del hombre de encerrarte por fuera mientras visitabas la iglesia , a mi me hubiera dado algo.

    Viéndote en la foto de la cena se aprecia lo mal que tenías el ojo., no se como pudiste aguantar.

    Me he acordado de nuestra cena y estancia en el albergue de Bruma con vosotros y ¡ he sentido una envidia!
    Donde estáis vosotros hacéis familia y por eso entiendo y comparto la reacción de Luca. Hacéis que los que están a vuestro lado se sientan protegidos y arropados.

    Una etapa intensisima, imagino que cogeriais la cama con un gusto.......

    La última foto es preciosa.

    Gracias por ser así. Besos

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